SE ACABÓ LA FIESTA 

ESTO ERA ANTES

Hoy me he despertado con sobresalto. Más bien, me ha despertado un cohete vengativo que esperaba, al acecho, esa penúltima vuelta en la cama. Las siete de la mañana no son horas para sobresaltos. Me viene a la memoria que ya estamos en fiestas en el pueblo y, con mezcla de alegría y añoranza, recuerdo aquellas fiestas de juventud donde los vecinos se volcaban para engalanar las calles y preparar actividades lúdicas varias para entretenimiento y regocijo de grandes y pequeños. Desgraciadamente, aquellos años pasaron y confiamos la responsabilidad de nuestra celebración anual al ayuntamiento, como el niño que elude sus obligaciones para que sus progenitores le solucionen la papeleta. Después pasa lo que pasa, y es que se nos olvida organizar nuestras vidas por la falsa creencia de que papá ayuntamiento lo hará mejor.

Antes la Comisión de Fiestas estaba compuesta por algún concejal, por algún comerciante y, mayormente, por vecinos que ocupaban buena parte de su tiempo en organizar todos los actos para el disfrute del populacho. Ahora se especula sobre el paradero de 125.000 eurillos de nada presupuestados para estas fiestas sin que, por el momento, galgo alguno haya sido capaz de coger la liebre. Al parecer era poco y, por eso, se intentó aumentar el fondo para charanga y matasuegras en otros 50.000 euros, no vaya a ser que alguien se quede sin bailar “paquito el chocolatero” por falta de música, cubatas gratis y lo que haga falta. Al menos ese ha sido el espíritu de la fiesta desde 2007. Un “todo incluido” de derroche y prepotencia municipal con, los ahora, exalcaldes a la cabeza, que tomaron a los otureños por tontos y ayudándose con invitaciones a troche y moche, engordaron los estómagos de sus fieles con los últimos cuartos que quedaban en las arcas públicas.

¿Quién paga la fiesta ahora? Pues me temo que cada uno de su bolsillo. Nuestros mayores están que trinan por no tener asegurado un asiento en la plaza, degustando platos y viandas con nombres rarísimos. La banda de música local saldrá con la Patrona pero si aflojase alguien la moscarda lo harían más contentos aún (a esta magnífica banda se les debe bastante dinero). Tampoco se sabe gran cosa sobre la programación de fiestas ya que, al menos a los no habituales de la cosa pública y adláteres, no nos ha llegado noticia alguna. Espero, por tanto, que de mano de los que siempre arriman el hombro (vecinos en general) luzcan unas fiestas decentes para todos aunque sea sin “regalos” como los tradicionales pinchitos y migas ¿para todos? que después nos asustamos cuando descubrimos las generosas facturas de la comilona popular.

Se acabó el dinero, se acabaron los viajes, los gintonics gratis, el cobrar por asistir a la procesión, por la ropa, por ser, por estar y por respirar. Ahora la sra. Alcaldesa se lamenta de no poder satisfacer, como se merecen, a los otureños en sus fiestas. Qué buenos tiempos aquellos cuando, todos tras el Gominas, se paseaban ufanos y prepotentes por el pueblo gastando a manos llenas como si no hubiese mañana. Ya, esa fiesta terminó aunque el precio a pagar espero que no sean nuestras fiestas patronales, las de todos, las de siempre.

A ESTO HEMOS LLEGADO