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martes, 23 de febrero de 2016

Relato colectivo de una noche histórica



EL PAÍS rememora el 23-F con un documental que aborda los recuerdos de sus protagonistas y el impacto social y político de la edición especial que ese día sacó a la calle

El teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, en la tribuna del Congreso de los Diputados en el golpe de Estado del 23-F.MANUEL PÉREZ BARRIOPEDRO (EFE)
Todo el mundo tiene su 23-F. Cada uno recuerda dónde estaba esa tarde de 1981, qué hacía en el momento en el que el teniente coronel Tejero irrumpió en el Congreso de los Diputados, y qué sentimientos le invadieron. Los protagonistas de aquella jornada vuelven hoy la vista atrás para relatar sus vivencias y sus recuerdos más personales en el documental EL PAÍS, con la Constitución, que el lunes se estrenó en un cine de Madrid y este martes se emite en la web del periódico (elpais.com). Forma parte de un programa especial que abordará el impacto de aquella edición de EL PAÍS, para muchos, la más importante en los 40 años de vida del diario.
Fue la noche de los transistores —la gente se enteró del golpe en directo por la radio— y, sobre todo, la de EL PAÍS. En un momento de gran incertidumbre, este diario tomó la valiente y solitaria decisión de sacar a la calle una edición especial en defensa de la legalidad y de la Constitución. Cuando los ejemplares de esta edición, repartidos en la calle por los propios trabajadores del diario, llegaron al Congreso los diputados, secuestrados y sin apenas contacto con el exterior, supieron que el golpe estaba en vías de fracaso. Fue entonces cuando surgió la esperanza tras horas de pánico. Los parlamentarios consiguieron ver la portada con el contundente titular “Golpe de Estado. El País, con la Constitución” y el editorial, en el que se ponía el acento en la resistencia civil. Fue entonces cuando supieron de la voluntad de la calle de hacer fracasar el golpe. “El matiz fundamental era la resistencia. Si no había resistencia, el golpe triunfaría”, explica el entonces director del periódico, Juan Luis Cebrián.
Esta edición generó fuera de Madrid una gran conciencia con respecto a lo que estaba pasando. Había que llegar al Congreso para que se viera que el periódico salía a la calle y que Tejero viera “que no lo tenía tan fácil fuera de las Cortes”, recuerda Cebrián.
El periódico salió en defensa de la democracia antes que nadie. “Estábamos ante una noticia y nuestra obligación era contarla”, dicen los periodistas que colaboraron en el número que a medianoche se distribuyó recurriendo al viejo método de los voceadores.
 
 Portada de EL PAÍS del 24 de febrero de 1981.
Al estreno acudieron representantes de la vida política, cultural y social española y una nutrida representación de los periodistas testigos de esa noche histórica. Un encuentro cargado de emoción y orgullo. También entre los políticos. Landelino Lavilla, presidente del Congreso de los Diputados el 23-F y uno de los 40 participantes en el documental, destacó la “especial significación” de la fecha para el sistema democrático español. "Aprendimos que si no hay voluntad de convivencia y entendimiento un país no puede progresar con normalidad", añadió Lavilla mientras departía con los socialistas José Bono y Javier Solana y el ministro en funciones de Exteriores, José Manuel García-Margallo. Todos ellos ocupaban sus escaños aquel fatídico lunes.
Ese día, pero en Huelva, estaba la estudiante Trinidad Jiménez. El lunes, la política socialista se unió al homenaje organizado por EL PAÍS para reivindicar “los esfuerzos de nuestra democracia en aquellos momentos tan difíciles y emocionantes”. El diputado socialista Manuel Núñez Encabo, al que le tocaba votar justo en el instante en el que Tejero, pistola en mano, interrumpió la sesión de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno, resaltó la dignidad del periodismo en una noche en la que nos jugábamos la democracia.
Además de los testimonios de los políticos, que hablan desde el lugar que ocupaban aquella noche en el Hemiciclo, el documental recoge las voces de los periodistas que también se ubican en el mismo sitio en el que estaban aquella jornada, unos en el Congreso, otros en la sede de EL PAÍS o enviados a lugares estratégicos. Así mismo, miembros de la Guardia Civil, soldados y militares movilizados ese día sin saber muy bien dónde iba y cual era su misión relatan sus vivencias. El guardia civil Manuel Martínez asegura que su unidad abandonó el cuartel para dirigirse al Congreso de los Diputados y “llevar a cabo una de las mayores fechorías que se han cometido en este país”.
El realizador de EL PAÍS, con la Constitución, Daniel Cebrián, se ha planteado el documental, producido por PRISA Vídeo, como un relato colectivo a partir de las vivencias personales de cada uno de los testigos directos, huyendo del reportaje televisivo. “Nos interesaba poner el acento más en cómo lo vivió cada una de las personas protagonistas que en lo que en realidad pasó. Hemos puesto la mirada en los recuerdos de todos los que vivieron en directo esa tarde y esa noche”, dice el cineasta.
El documental sigue un orden cronológico de una jornada que puso en jaque la incipiente democracia. “Nos hemos limitado”, apunta el director, “a no hacer preguntas, ni interrumpirles ni dirigirles, para que cada uno sacara su propia verdad, su propio relato, su recuerdo”.
El estreno del lunes en el cine Capitol se convirtió en un emotivo reencuentro con el pasado. Y también en un homenaje a la valentía y grandeza del periodismo en momentos nada fáciles. Ese día los protagonistas, periodistas, secretarias y empleados de publicidad y talleres, no asumieron su trabajo como algo heroico. “No creíamos que estábamos haciendo algo heroico. Era nuestro oficio. Simplemente éramos periodistas y teníamos que hacer un periódico. Era lo que nos tocaba”, asegura Augusto Delkáder, director adjunto del periódico. “Había una noticia y teníamos que darla”, añade Juan Luis Cebrián.

35 años después de aquella histórica edición, el hoy director de EL PAÍS, Antonio Caño, enlaza el pasado y futuro. “Para un periódico que está mirando y pensando en el futuro, es importante saber cual ha sido su pasado y dónde están sus orígenes”.
El País, 23-F, 2016 

De Banderas y Estandartes

Este país está enfermo. La patología general se traduce en inquina, necedad e hipocresía a raudales. Corren vientos de falso patriotismo de pulserita, de la defensa de la “marca España” cuando lo que más se defiende (y se oculta) es la cuenta bancaria en Suiza. Salen por doquier los abanderados patriotas a darnos clases sobre lo que es ser un “buen español”, decente, honrado, católico apostólico y romano, mientras con su fariseísmo desatado nos atracan un día sí y otro también. Vuelven los años 30 donde la crisis que recorría la vieja Europa propició nacionalismos egoístas que nos llevaron a donde ya no queremos recordar. Odio, persecución y muerte fueron las señas de identidad de una orgía de locura desmesurada que algunos, ahora, pretenden resucitar con sus actos y palabras.

   Nos roban el dinero, nuestro futuro, nuestros derechos, nuestra libertad para pensar libremente y expresarnos igual de libres. Lo hacen sin ruborizarse y hasta se atreven a asegurarnos que todo es por nuestro bien, por el bien del país, por la Unidad de España. Una España que jamás ha estado unida, cainita, miserable, egoísta, analfabeta consentida. Ahora, cuando se empieza a despertar de ese letargo histórico, aparecen de nuevo los salvapatrias advirtiéndonos de que “o ellos, o la nada”. Desvían la atención con habilidad descarada para centrar el foco de nuestras desventuras en los emigrantes y refugiados como si estos colectivos tuviesen la culpa de la falta de efectivo en nuestras carteras. Casos aislados le llaman a un sistema político demostradamente corrupto y corruptor que no duda en culpar de todos los males posibles a quienes se empeñan en quitarles la careta de la indecencia y enseñarles el camino de la cárcel si así se decide. Mientras, para asegurarse la lealtad debida, arengan a las analfabetas masas y se envuelven en la bandera nacional, como si sólo a ellos les perteneciese. Pobre país que ve impasible pederastas de capilla pero es capaz de mandar a la hoguera a artistas modestos por hacer su irónico y atrevido trabajo. Así nos va.


   España dividida, los dos bandos aún enfrentados. Ahora los ladrones con acta bajo el brazo y el populacho empobrecido. Esta nueva guerra civil del siglo XXI ya ha empezado y la van ganando los ricos y potentados..por ahora, hasta que el pueblo reaccione y se dé cuenta de que tiene mejores y más armas que sus oponentes…la justicia, la igualdad, la mayoría social y la verdad.

viernes, 12 de febrero de 2016

Otura, la "aldea Gala" del inmovilismo

La fotografia no ha sido enviada por el autor/a del texto



Hemos recibido correo de RosaCpodemos, para que tengamos a bien publicarlo, nuestro blog en su afán de publicar lo que es de interés para los ciudadanos de Otura, al ser  este tema de máximo interés, lo publicaremos en su integridad.





Buenas noches.
Queremos informar a la ciudadanía de cómo funciona nuestro ayuntamiento en lo que, en nuestra opinión, supone falta de transparencia, viejas políticas y alejamiento de las instituciones de la gente. Como muestra, una experiencia reciente que hemos tenido y nuestra valoración.
    Si el editor de al loro ve conveniente la publicación de la nota que adjuntamos, podrán conocer         los vecinos  algo más de su Ayuntamiento.
   Un saludo cordial y muchas gracias por tu atención.
   Podemos - Otura.


Otura, la “aldea Gala” del inmovilismo

Desde Podemos-Otura hemos solicitado a la Corporación Municipal, Gobierno local, Gobierno Municipal, Equipo de Gobierno o como se quiera denominar, que se nos facilitara el Convenio con Emasagra que rige en la actualidad en nuestro municipio y cuyas tasas y gestión afecta a toda la ciudadanía de Otura. Copia del escrito presentado y de la contestación se puede ver en el blog http://podemosvotura.blogspot.com.es/. Hoy hemos reiterado la petición.

Desde Podemos-Otura queremos conocer en profundidad este Convenio, al que entendemos que como afectados y vecinos de este pueblo, tenemos derecho.

La respuesta del Alcalde es llamativa por lo burocrática y el alejamiento de la ciudadanía que su contenido evoca, al ampararse en que Podemos no está representada en el Ayuntamiento para facilitarnos el convenio y decirnos que hagamos una nueva petición según la Ley de Transparencia. Como se suele decir en román paladín, una “larga cambiada” o esquinazo para no facilitar la información pedida.

Es evidente que el Ayuntamiento está obligado a dar la información a la que le obliga la Ley 19/2013, no hace falta que el Sr. Alcalde nos lo recuerde. Precisamente esa Ley ampara el derecho de acceso a la información pública en los contratos y convenios que suscriba el Ayuntamiento. Y en virtud de la misma hicimos la petición. Recordamos de paso a la Corporación que también la ley obliga a que se responda al contenido de la petición aunque en su formulación no se haga referencia alguna a la legislación concreta. Y no se ha respondido a la petición realizada, se nos ha remitido a que hagamos nuevamente la petición; eso sí haciendo mención a la Ley. Sr. Alcalde pensamos que UD. puede incumplir la Ley al no facilitarnos la información pedida sin mayor requisito. La Ley de transparencia establece el mínimo obligatorio y no impide facilitar información complementaria (la totalidad del convenio). Eso es potestativo de la voluntad política.

Es llamativo que nos “recuerde” que no tenemos representación en el Ayuntamiento. ¿Hemos de entender que existe trato de favor para los partidos sí lo tienen? ¿Sólo algunos? Y no nos referimos a la documentación que según lo regulado legalmente es de acceso exclusivo a los concejales, no. Hablamos, como es el caso, del derecho de información sobre sobre servicios esenciales que nos afecta como vecinos de esta Villa y que pensamos que el Sr. Alcalde y la corporación están obligados a facilitar aunque la Ley de Transparencia no lo imponga. Por cierto, una Ley que tanto el PSOE como IU criticaron y votaron en contra en el parlamento, por insuficiente. ¿O quizá es que hay algo que ocultar a la ciudadanía respecto a lofirmado con EMASAGRA y por eso no podemos ver el convenio?

En un momento en que se está conformando un nuevo tiempo a nivel de nuestra nación, con un candidato a presidente que se cansa de decir que es parte de las “fuerzas del cambio” nos encontramos con que la transparencia y la cercanía al ciudadano brilla por su ausencia en Otura. Quizá el PSOE está utilizando este nuevo término, el del cambio, para referirse sí mismo porque Podemos está ahora en el Congreso de los Diputados, y sí es una fuerza política de cambio. El PSOE ha gobernado en varias ocasiones y pocos cambios de profundidad y constitucionales ha hecho: la prueba es que cuando el PP ha gobernado, y ha tenido mayoría absoluta, ha revertido en 4 años los derechos sociales, educativos y sanitarios que los ciudadanos habían logrado después de mucho esfuerzo y muchos años (y nos podemos remontar a los años de los acuerdos de la transición, tan cacareados ahora). Y esta pérdida de derechos lo consiguió el PP gracias a la reforma constitucional acordada con el PSOE donde el cumplimiento del déficit estaba por encima de los derechos de las personas.

En este contexto de “cambio” de imagen del PSOE, un representante de ese mismo partido político que sí está gobernando (Alcalde de Otura) se ampara en subterfugios legales para no hacer efectiva la transparencia tan cacareada en las anteriores elecciones municipales. No sólo se dilata con trabas burocráticas administrativas decimonónicas el acceso a la información sino que no se actúa para que ese cambio” llegue a nivel del ciudadano.

A lo mejor es que no entendimos la promesa electoral de las dos fuerzas políticas que nos están gobernando en Otura (IU + PSOE), y donde entendimos transparencia en la gestión, lo que realmente querían decir es que los ciudadanos somos transparentes, no visibles.
Mal empezamos…
PODEMOS-OTURA
12.02.2006